En el día del natalicio de Don Bosco –16 de agosto—la Familia Salesiana celebró 206 años de su fundador. La Eucaristía de fidelidad, que también fue transmitida por redes sociales, se realizó en el Santuario María Auxiliadora, y fue presidida por el Padre Pedro Pablo Cuello, director de la Presencia Salesiana en Talca, y concelebrada por los sacerdotes de la Comunidad Religiosa: P. Belarmino Sánchez, P. Juan Pablo Lyon y P. Eduard Rojas.
Con inmensa alegría de poder celebrar la Eucaristía presencial después de un año y medio de pandemia, se homenajeó a Don Bosco, agradeciendo su misión y legado que significa el peregrinar de hombres y mujeres, que han seguido a Cristo en la espiritualidad salesiana, en estos 206 años de su vida, y también al celebrar 133 años de presencia, servicio y acompañamiento a los jóvenes de Talca.
El mensaje de Padre Pedro Pablo se centró en los diferentes rasgos de la espiritualidad de Don Bosco. “Querida Familia Salesiana, la espiritualidad apostólica de Don Bosco es el centro inspirador y animador de la vida de comunión y misión de la Familia Salesiana, la misión es lo que nos une a todos los miembros de esta Familia”, manifestó el Padre Director.
La espiritualidad significa que nuestra vida está guiada por el don del Espíritu, y en este contexto, el Padre Pedro subrayó algunos rasgos de la espiritualidad de Don Bosco, que inspiran el quehacer de los miembros de la Familia Salesiana. Se refirió a la espiritualidad apostólica, humanista, educativa, sacramental y sencilla, como una urgencia de salvación de los jóvenes. “No emprendió ninguna empresa que no fuera para la salvación de la juventud (…), todo lo movía para salvar a los jóvenes, gastaba su última energía y fuerza con tal de salvar a un joven. Todo lo daba por ellos”, dijo.
Asimismo, indicó que Don Bosco manifestaba una espiritualidad humanista, una armonía entre la naturaleza y la gracia, “era profundamente hombre de Dios, pero también era un buen ser humano”.
“La espiritualidad de Don Bosco promueve, impulsa, alienta, inspira, no es una teoría, es una praxis, que nos lleva a vivir lo cotidiano, y lo cotidiano nos lleva a unirnos con Dios, lo de la vida diaria siempre nos une a Dios. Todo lo que hacía Don Bosco era la unión perfecta con Dios, amaba a Dios, trabajando por los jóvenes, sirviendo a los jóvenes, echando sus últimas gotas de energía por ellos, siendo lo más importante la alegría, estar siempre alegres”, concluyó Padre Pedro.
Pero lo más importante, dijo Padre Pedro, es la vivencia de la alegría, estar siempre alegres.
En el momento del ofertorio, junto al pan y al vino, se ofreció el esfuerzo, el agradecimiento por la vida en esta pandemia, pero sobre todo se ofreció el espíritu de acogida que se vive en cada Obra Salesiana.
Finalizada la Eucaristía se renovó el compromiso de fidelidad hecho por todos los integrantes de la Familia Salesiana, y se cantó el cumpleaños a Don Bosco.
Con esta celebración se renovó un año más de fidelidad al carisma salesiano, y con ello, el servicio en la educación a los niños y jóvenes de la ciudad de Talca.