En la tarde del 29 de septiembre, se celebró una emotiva Eucaristía y Te Deum de aniversario de los 135 años de presencia salesiana en Talca, presidida por monseñor Galo Fernández, obispo de Talca, y concelebrada por los sacerdotes salesianos de Talca y de otras obras del país. En esta celebración se agradeció a Dios por suscitar en don Bosco el carisma salesiano, que, gracias a la fe, al vigor y al espíritu misionero de cuatro religiosos, encabezados por el padre Domingo Tomatis, pudieron llegar a la ciudad de Talca, en febrero de 1888, la tercera obra en Chile, después de Concepción y Punta Arenas.
Monseñor Fernández en su homilía destacó la vocación religiosa y educativa de los salesianos, haciendo mención al texto del profeta Isaías que se leyó en la liturgia: “…no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios…” agregando que cuánto habrán pensado los primeros salesianos de cómo el Señor fue transformando su historia, y cómo hoy vemos que sigue acompañándolos en esta misión de 135 años. “Se involucraron laicos, sacerdotes, religiosas, haciendo que esta historia florezca, lo que don Bosco intuyó con tanta claridad, es una certeza que hoy día hemos definido como el derecho a la educación; derecho que brota de la dignidad de cada persona; por eso me encanta que don Bosco se haya anticipado a su tiempo, definiendo el derecho a la educación, derecho que conlleva una responsabilidad, y que la congregación salesiana asume y consagra su vida a este servicio ¡bendito sean!; y derecho que tiene la intuición de don Bosco en el respeto, la cercanía y el cuidado de cada persona (…). Bendecimos al Señor por esta intuición tan clara y tan justa que se ha manifestado fecunda a lo largo de los años”.
Asimismo, el Obispo destacó la vocación de tantos hombres y mujeres laicos que se contagiaron y se hicieron parte viva de este camino, para ser educadores de la formación salesiana, instando a la comunidad a enfrentar el presente como lo hicieron los antiguos salesianos. “Demos gracias a Dios por esta historia, pero que este agradecer se vuelva compromiso y preocupación, para enfrentar el mundo que tenemos hoy, que no es mejor ni peor que el otro tiempo, que tiene otros desafíos, pero nosotros podemos decir que nos atrevemos porque el Señor se acerca y nos dice: “Yo estoy contigo, no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios”.
En 135 años de presencia en Talca, los salesianos y salesianas, laicos y consagrados, han sido testigos de cómo Dios ha ido acompañando todo este camino. Representantes de las distintas obras de la presencia salesiana ofrecieron unos cirios, pidiendo por algunas intenciones particulares y para que Jesús, luz verdadera, siga siendo quien oriente los pasos del caminar salesiano en la ciudad.
El Rector Reinaldo Castro junto a dos estudiantes pidieron por la educación. El hermano Romedil Ilufí junto a jóvenes del MJS pidieron por las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. El P. Belarmino Sánchez, junto a dos feligreses del Santuario María Auxiliadora pidieron por los gobernantes y su misión de guiar el país. El P. Juan Pablo Lyon junto a feligreses de la Parroquia Santa Ana pidieron por la Iglesia universal y local, por el Papa, los obispos, especialmente por el Obispo Galo, sacerdotes y diáconos. Los asesores y coordinadores de la Casa Juvenil Don Bosco, pidieron por los jóvenes de nuestro país; y representantes de la Familia Salesiana, pidieron por las familias, escuelas de vida y de amor, que ellas sean reflejo del cariño que Dios tiene a cada uno de sus hijos e hijas.
Se puede decir que, al cumplir 135 años, la presencia salesiana es reconocida y querida en Talca, en donde colegio, parroquia y santuario se muestran como una sola gran presencia al servicio de los jóvenes. Con el Te Deum, tradicional cántico de alabanza y agradecimiento a Dios, interpretado por alumnos del CEST y dirigido por el profesor Luis Felipe Garrido, se dio gracias a Dios por el camino recorrido, por la vocación recibida y la entrega generosa de tantos religiosos y laicos en estos años.
Antes de finalizar la Eucaristía, los representantes de la obra salesiana en Talca renovaron el compromiso de fidelidad al carisma salesiano, legado por don Bosco en la ciudad de Talca. Posteriormente se compartió un vino de honor, en dependencias del CEST, dando por culminado el día de celebraciones.